Mamita
Habla de la aparición de una virgen
viva en casa de Silvia Rua, tres días después de haber dado a luz en el año
1912.
Según la leyenda, la señorita Rua vio
una claridad en su cuarto y al despertarse vislumbró la imagen de su madre
muerta en el dintel de la puerta de la habitación. “Hija mía - dijo- no temas
por la claridad, soy tu madre, he venido a traerte una virgen, para que te
cuide, te guarde y te acompañe, hasta que mueras”. La luz desapareció y en la
mesa de noche, apareció un bustico de la Virgen de la Candelaria.
La noticia se regó por todo el
pueblo, convirtiéndose la casa en un santuario de la Virgen y sitio de romerías
de decenas de personas buscando salud para los suyos.
El busto del la Virgen fue llevado
ante el cura de la población y fue bendecido por éste tras celebrar una misa en
honor a la Virgen María.
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